Foto: El periódico de Mairena |
Oficiar misas, participar en las procesiones, llamar puerta a puerta para pedir alimentos, saludar y hablar con quien encuentre a su paso. Escaso sosiego deja la vida de párroco, se podría pensar, aunque lo cierto es que tal trajín tiene mucho que ver con su implicación personal. Antonio Rodríguez Babío (Sevilla, 1973), conocedor de la realidad social de la localidad, nos ayuda a repasar el 2013, año malo en general, pero también con conclusiones positivas.
2013 ha sido un año de mucha necesidad, pero también de respuesta solidaria. ¿Cree que ha ido en aumento?
Sí. Prácticamente todas las familias tienen a algún familiar, a algún conocido, a alguien que está en paro, que está afectado por la crisis. De la misma manera que eso va aumentando, ha ido aumentando también la solidaridad. Yo creo que la gente está más sensibilizada con el problema, tal vez por esa cercanía que todo el mundo tiene a él. La recogida de alimentos todos los años va en aumento. Y no se trata solo de personas que lo necesitan y otras que no lo necesitan. Quienes están con problemas son las que responden después mejor.
Como presidente de Cáritas, conoce de cerca situaciones extremas de nuestro pueblo en torno a las que, además de la solidaridad ciudadana, deben trabajar las instituciones públicas. ¿Están a la altura?
Cáritas tiene también la misión de denunciar las situaciones de injusticia que pueda encontrar en su entorno. Y es verdad que, ahora mismo, las instituciones deben dar respuesta a esta problemática. La experiencia que tenemos desde Cáritas con Servicios Sociales del Ayuntamiento es bastante buena porque hay un trabajo de cooperación, que viene desde hace muchos años y que facilita mucho la labor de ambas partes, sobre todo, la asistencia a la persona, que es el objetivo común. Es verdad que siempre hay que pedir que las administraciones se impliquen más y no miren el problema como algo económico sino como de personas, que tienen nombres, apellidos, problemáticas y situaciones, que es lo que a veces se queda un poco desdibujado. Cuando hay una crisis se arrastra a las personas más vulnerables.
Ha mencionado la institución más cercana, el Ayuntamiento. No sé si también tiene opinión de otras administraciones a mayor nivel…
Menciono el Ayuntamiento porque es con lo que estamos trabajando día a día. Sabemos que el problema de la crisis es económico, por supuesto, pero también es de valores, de haber perdido un poco el norte y una manera de vivir más sencilla, que es lo que se reclama también desde Cáritas. Un modo de vida más sencillo y más solidario, en el sentido de tener en cuenta a todas las personas que están a nuestro alrededor.
¿Puede ser esa una de las claves, vivir una vida más sencilla para no tener tantas necesidades?
Eso es. Además que las necesidades son muchas veces creadas por el sistema, la publicidad… Entramos en esa dinámica donde se crean necesidades que no son tales. Lo positivo que pueda tener la crisis es hacer una criba de lo que es una necesidad y lo que es superfluo.
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