jueves, 10 de abril de 2014

Viernes Santo de la Pasión del Señor

En este día, en que ha sido inmolada nuestra Víctima Pascual: Cristo (1Cor 5, 7), lo que por largo tiempo había sido prometido en misteriosa prefiguración se ha cumplido con plena eficacia: el cordero verdadero sustituye a la oveja que lo anunciaba, y con el único sacrificio se termina la diversidad de las víctimas antiguas.

La Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su propio nacimiento y su misión de extender a toda la humanidad sus fecundos efectos, que hoy celebra, dando gracias por tan inefable don, e intercede por la salvación de todo el mundo.

La liturgia de hoy es austera y elocuente. Los signos hablan por sí y no precisan explicaciones.

La Acción litúrgica transcurre en silencio y en contemplación. La celebración consta de las siguientes partes:

1. Rito de entrada: procesión en silencio y oración.
2. Liturgia de la Palabra en la que se proclama especialmente la narración de la Pasión y se ora solemnemente por todos.
3. Adoración de la Cruz. La Cruz es signo del triunfo de la donación y del amor supremo de Jesús.
4. Rito de comunión. La comunión es configuración sacramental con Cristo, muerto y resucitado.
5. Rito de conclusión. Las oraciones finales recuerdan a la asamblea, comunidad de la cruz, que debe vivir lo que ha celebrado.

El altar debe estar desnudo completamente: sin cruz, ni candelabros, ni manteles.

En la ostensión de la Cruz úsese una única cruz suficiente, grande y bella. Este rito ha de hacerse con el esplendor digno de la Gloria del misterio de nuestra salvación.

Terminada la Comunión, el copón se lleva a un lugar preparado fuera de la iglesia, o, si lo exigen las circunstancias, se reserva en el sagrario.

Terminada la celebración se despoja el altar, dejando la Cruz con cuatro candelabros. Dispóngase en la iglesia un lugar adecuado para colocar allí la Cruz, a fin de que los fieles puedan adorarla, besarla y permanecer en oración y meditación. Hasta la Vigilia Pascual se hace genuflexión sencilla a la Cruz.

Los ejercicios de piedad, como el Vía Crucis, han de responder en los textos y cantos utilizados al espíritu de la Liturgia del día.


El Viernes de la Pasión del Señor es un día de penitencia obligatorio para toda la Iglesia por medio de la abstinencia y el ayuno. Sin embargo, en nuestra Archidiócesis se dispensa de esta obligación:

".. consciente de la dificultad que el modo de la celebración de la Semana Santa en nuestra tierra implica para muchos fieles en orden a cumplir la referida ley del ayuno y abstinencia. Por ello, teniendo en cuenta las circunstancias que concurren, la práctica de años pasados y de otras diócesis de nuestro entorno, DISPENSO del cumplimiento de dicha ley en el territorio de nuestra Archidiócesis.
 No obstante, exhorto a todos los fieles a que mantengan, si les es posible sin grave incomodidad, el ayuno y abstinencia tradicionales de esta fecha y, si no les fuera posible, a que realicen alguna obra de caridad con los pobres o cualquier otra obra de penitencia." 

(extracto del decreto anual de la Dispensa emitida por el Arzobispo de Sevilla)


En nuestra Parroquia, la Pasión del Señor es a las 16:30 horas en la Iglesia Mayor. El Via-Crucis se celebra una vez ha salido completamente la Hermandad de la Vera-Cruz (aproximadamente a las 21:15 horas).

(Fuente: C.E. de España)

Aplicación para seguir la liturgia:

iBreviary Pro Terra Sancta

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