domingo, 12 de diciembre de 2010

III domingo de Adviento

¡ERES NUESTRA SONRISA, SEÑOR!

Fuente de una felicidad inexplicable
Surtidor de una alegría indescriptible
Maná de un gozo santo, bueno y eterno
Manantial que, cuando uno bebe,
siente que la Vida, brota en nuestra pobre vida
¡Gracias, Señor, por tu venida!

Te sentimos y, porque intuimos tu presencia,
estamos jubilosos, expectantes,
contentos y mirando hacia el cielo.
¿Sabes por qué, Señor?
Porque Tú, Jesús, aunque algunos no se den cuenta
sigues dando alegría profunda…
... alegría verdadera.

(extraído de www.betania.es)