El pasado mes de Mayo, dábamos cuenta del contenedor que cargamos con casi 13.000 Kg. con destino a Haití.
Se pudo sacar de la aduana el 8 de julio, después de un montón de problemas, ya que la aduana de ese país, es como el patio de mi casa “ muy particular”.
Lo primero que hacen en la terminal de contenedores es sacar toda la mercancía del contenedor y meterla en otro que colocan al lado, tras ir abriendo caja por caja. Y ahí fue uno de los principales problemas, pues no se creían que era ayuda humanitaria, por la gran calidad de la mercancía, creían que era para hacer negocio. No están acostumbrados a ver mercancía de ese tipo, en la ayuda humanitaria y eso es muy importante pues de ahí depende lo que se tiene que pagar, para liberar el contenedor.
Después de las gestiones realizadas por el agente que habíamos contratado, por fin, todo se pudo aclarar, teniendo que abonar una cantidad, que se podría decir simbólica.
Una vez sacado el contenedor donde se había traspasado todo, se lleva a una zona que se había buscado y se carga en unos camiones, no muy grandes, para poder trasladarlo a las montañas. Todo una odisea, pero nuevamente conseguimos nuestro objetivo.
El amigo Pelayo, fue el que sufrió en sus carnes, todo el ir y venir y arreglo de papeles y problemas que se presentaron, pues llegó un día antes que el contenedor y se vino un día antes de retirarlo. Los guasa del último día no tenían nada que ver con los de los días anteriores, estos últimos despedían gran alegría y optimismo.
Adjuntamos algunas fotos.
Una vez más lo conseguimos. Seguimos machacando.