sábado, 14 de diciembre de 2013

Tercer domingo de Adviento: "Gaudete"

Año tras año vuelven a resonar en nuestros oídos los textos de Isaías, oráculos de salvación. Y vuelven a levantarnos los ánimos considerándonos el nuevo pueblo de Israel, vilipendiado por sus enemigos pero siempre renaciendo de sus cenizas. Y vuelve la sonrisa a nuestros labios y brillan los ojos de los que languidecen. En el desierto de nuestras comunidades asistimos estupefactos al rebrotar de las vocaciones creyentes en el ancho mundo. Oímos cada día el testimonio de nuevos mártires (Pakistán, Nigeria, Centro-África…) junto a los que ya fueron (el otro día fue la Beatificación de los 522 mártires del 36 en España). Y suenan las palabras de Isaías por boca de los mártires: “Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite…”(v. 4).
Nos cuesta admitir que con tanta frecuencia los profetas clamen justicia, pavor, destrucción…¡Vergüenza! Pero la realidad supera cada día la ignominia. El pecado del que a veces poco hablamos, tanto personal como social y estructural es una realidad con la que hay que contar cada mañana si no queremos vernos defraudados y echemos la culpa a Dios. Mil veces vivida la historia olvidamos nuestras raíces y vuelve a engañarnos la serpiente primordial que leíamos el día de la Inmaculada.
Por eso resulta necesaria y gratificante la voz del profeta anunciando la presencia del Señor en medio del fracaso. “Viene en persona, resarcirá, os salvará” (v 4b). Y es toda la naturaleza la que se transforma en un paraíso (vv 1.2).
¿No estamos asistiendo a uno de estos oráculos de esperanza con la llegada del papa Francisco? Una sonrisa que se expande como la aurora o la primavera, que moviliza a las gentes para encontrarlo y hasta los enfermos y los niños de pecho forman parte de la alegría, los cantos… y la esperanza. Pena y aflicción se alejarán…Ojalá…!

Extraído de DABAR Año XL – Número 4 – Ciclo A – 15 de Diciembre de 2013
TOMÁS RAMÍREZ