Este domingo vemos en las experiencias de Jeremías y de Jesús la obediencia a la llamada de Dios y su misión profética; y, por otra parte, la dureza y el riesgo que conlleva su aceptación.
Dos personalidades unidas por su lucha y fracaso, por su vida y pasión.
¡No es fácil ser profeta de Dios!
Su obediencia en amor, hace de sus vidas una continua lucha personal y social: afrontar la dificultad, la incomprensión, el rechazo, el peligro, la soledad, la duda...y el sufrimiento.
¡Cuánto nos da el amor y cuanto nos pide!
Extraído de DABAR Año XXXIX – Número 13 – Ciclo C – 3 de Febrero de 2013