lunes, 18 de febrero de 2013

CUARESMA SI. OTRA CUARESMA MÁS NO.


Este es de momento mi planteamiento. Puede que con el paso de los años la cosa cambie.No diré de este agua no he de beber, porque puede que suceda. Aún me encuentro con la disposición física y anímica para evitar la rutina y la repetición. Pero los años no pasan sin dejar mella.
Me ha sabido a muy poco este mes, se me ha hecho muy corto, desde la terminación de l...a Navidad con la fiesta del Bautismo del Señor hasta el cambio de tercio ayer, Miércoles de Ceniza, con el inicio de la Cuaresma.
Mi actitud ante el comienzo de un tiempo litúrgico nuevo, sabiendo que se trata de una mera pedagogía por parte de la Iglesia, es iniciarlo y vivirlo con intensidad como si fuera la primera y única vez. Y la verdad es que este enfoque no resulta fácil. De una parte está el cansancio vital con los escasos resultados obtenidos en otros Advientos, Cuaresmas o Pascuas. Y de otra parte el abuso que toma la dichosa tradición como una fuerza que bloquea.
Quiero dar las gracias al Señor por concederme, concedernos a todos los que quieran aprovecharlo, un tiempo muy oportuno, propicio, para experimentar un encuentro sincero y auténtico con Él.
Un tiempo para recomponer nuestra existencia, a veces tan desorientada, y buscar lo esencial de la misma. Los caminos por donde hemos marchado, a veces, ni son los que hemos elegido, hay muchas circunstancias en la vida personal, ni los que nos han otrogado felicidad. Puede que haya muchos rotos en nuestra vida, en la mía al menos hay algunos y grandes.
Y a esta invitación son llamadas todas las personas, sea cual sea la historia de su vida, y que Jesucrsito respeta sin escandalizarse de la misma. Una llamada a emprender cada día, de manera más personal y consciente, el compromiso de seguir a Jesús, nuestro hermano de verdad.
Es un tiempo oportuno para dejar las ambiguedades y preguntarnos por lo radical de nuestra vida dejando los falsos dioses a los que podemos estar atados. Y aquí hay dioses para todos gustos siendo el dinero, el poder económico y sus secuaces, el peor.
Que todas las posibilidades que tenemos en nuestras comunidades cristianas, en las que se insertan nuestras hermandades, sea una ocasión de hacer más auténtica nuestra experiencia cristiana.
Y si siempre la caridad es el culmen de la vida cristiana, la prioridad, en esta Cuaresma con casi seis millones de personas sin trabajo, la cuestión está muy determinada. Nuestros ayunos, abstinencias y limosnas y nuestra justicia tienen que tener estar finalidad. Y es estar junto al que está desahuciado de todo para que nos tenga a su lado compartiendo lo que somos y tenemos. Un saludo amigo.