sábado, 22 de diciembre de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO: Paso a paso


El acontecer divino tiene lugar en el acontecer del día a día de cada uno de nosotros. Pero hay que tener ojos para verlo y reconocerlo. Es el desafío de la fe.
¿Cómo tener esos ojos para ver y reconocer el acontecer divino en nuestro día a día? Aceptando que Dios pueda entrar en nosotros, dándole cabida en nosotros, fiándonos de Él.
Lo hizo María, y por eso se puso en camino, porque se fió de la palabra del ángel que le había comunicado el embarazo humanamente problemático de Isabel. Lo hizo Isabel, y por eso reconoció como señal de Dios los movimientos de la criatura que llevaba dentro y pudo darle a María la inmensa noticia de su maternidad divina.
Todo, dentro de la mayor sencillez y de la mayor humildad, pero también de la mayor alegría. Es la alegría de la fe, hoy tanto más necesaria cuanto mayor es la desertificación espiritual imperante.
Isabel y María, dos mujeres para la esperanza; dos testimonios de una vida nueva, transformada por Dios.
ALBERTO BENITO
Extraído de DABAR Año XXXIX – Número 5 – Ciclo C – 23 de Diciembre de 2012